Hoy he visto American Beauty por octava vez. No, espera, por novena vez. Quizás décima. A saber.  La verdad es que nunca entenderé porque es Mena Suvari la que tiene que bailar entre rosas, o sí. Quizás es precisamente ese eterno papel de adolescente problemática lo que aumenta el atractivo de la señorita Birch, y no ir de guapa por la vida, de animadora zumbona. Thora puede tener el pelo azul y lanzarse a los brazos del viejo verde de turno (Ghost  world) o encerrar a sus compañeros de internado en un zulo con el único fin de echar el lazo al guapo de la clase (The Hole). Puede rellenarse el sostén con gelatina (Now and Then) o ver volar una bolsa de plástico con la emoción de un meeting de Obama. Insultantemente atractiva. Para mi, asquerosamente perfecta.

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