Esto de estar abonada a la Biblioteca Central, es todo un descubrimiento para mi. Sabs y Gus estudian mientras yo busco y rebusco por las más curiosas secciones. Ayer me hice con tres libros más que dispares. Tardé menos de 24 horas en leerme las 300 disparatadas páginas de El ángel más tonto del mundo. Había oído hablar mil veces acerca de la obra más famosa de Christopher Moore, pero se me había olvidado que existía hasta que ayer lo vi perdido en una estantería. El arcángel Raziel llega al pueblo californiano de Pine Cove para hacer realidad un deseo navideño del pequeño Josh. El surrealismo de los personajes de esta historia, que son muchos y muy variados (un policía adicto a los porros, su mujer que se cree una guerrera cuando no se toma la medicación o un piloto de helicópteros que tiene como mejor amigo un murciélago de la fruta) la convierte en un circo literario, pero no os creáis, a mi me ha gustado. El cuento navideño se acaba convirtiendo en la noche de los muertos vivientes (literalmente), con vísceras y asesinatos de por medio. Fabuloso, fabuloso.

Después, yo que soy muy lista, empecé a leer El desorden de tu nombre, pero cuando iba por la segunda página, me di cuenta de que Laura y Julio me resultaban demasiado familiares. Lo leí el año pasado, y ni me acordaba.

Y por último, ya he devorado la mitad de Mr Sebastian y el Mago Negro. Sabía que me gustaría, porque su autor, Daniel Wallace, ha escrito entre otras cosillas, Big Fish. Y por ahora, estoy disfrutando de cada página como una enana. Es de esos libros que quieres que duren eternamente. Intentaré saborearlo, pero me conozco...

Y hoy es viernes.

Y que sepáis que mis planes se han ido al garete.

Pero no por mi, sino por las circunstancias.

Los reconstruiré hoy sin falta.

Qué le voy a hacer, si me atacan por donde flaqueo.

Malos.

Malo.

♥